jueves, 3 de abril de 2014

Hoy vengo solamente a quedarme a gusto.


No trago al arquitecto Joaquin Torres, este señor es lo que yo vengo llamando, un pedante elevado al cubo. Me parece ridículo, arrogante, fanfarrón, frívolo, clasista, ególatra, indiscreto, narcisista, boca-chancla, snob y hortera.

Tiene una sección en un programa de televisión en el que se dedica a romper objetos que según él “nunca se deben tener en una casa porque son horteras y horrorosos”. Creo que lo que tenían que hacerle es jirones su ropa porque “nunca nadie debe salir en público con esos pantalones ridículamente ajustados y horteras que le hacen caminar como si tuviera almorranas”. Es gorda que este señor quiera crear cátedra y darnos lecciones de glamour y buen gusto y salga vestido con esas pintas.

Por no hablar de sus casas, que son todas iguales, y me parecen frías e impersonales, parecen casas en serie. Por las que cobra un pastizal como si fuesen únicas, pero que los famosos de medio pelo y nuevos ricos, (extravagantes, chonis y tan horteras como él) compran para fardar que se la ha hecho Joaquín Torres “el arquitecto de los famosos”.

Aún se queja de que ha perdido clientes, por aparecer en Sálvame. Normal, no creo que a la gente le guste que hablen en la tele de sus casas y su vida privada. Si este señor, conociese mínimamente los gustos de la gente de “alto standing” con la que pretende trabajar, quizás sería algo más discreto.  


En definitiva, Joaquín Torres es a la arquitectura, lo que Borja Thyssen al coleccionismo de arte.