No trago al arquitecto Joaquin
Torres, este señor es lo que yo vengo llamando, un pedante elevado al cubo. Me
parece ridículo, arrogante, fanfarrón, frívolo, clasista, ególatra, indiscreto,
narcisista, boca-chancla, snob y hortera.
Tiene una sección en un programa
de televisión en el que se dedica a romper objetos que según él “nunca se deben
tener en una casa porque son horteras y horrorosos”. Creo que lo que tenían que
hacerle es jirones su ropa porque “nunca nadie debe salir en público con esos
pantalones ridículamente ajustados y horteras que le hacen caminar como si
tuviera almorranas”. Es gorda que este señor quiera crear cátedra y darnos
lecciones de glamour y buen gusto y salga vestido con esas pintas.
Por no hablar de sus casas, que
son todas iguales, y me parecen frías e impersonales, parecen casas en serie.
Por las que cobra un pastizal como si fuesen únicas, pero que los famosos de
medio pelo y nuevos ricos, (extravagantes, chonis y tan horteras como él)
compran para fardar que se la ha hecho Joaquín Torres “el arquitecto de los
famosos”.
Aún se queja de que ha perdido
clientes, por aparecer en Sálvame. Normal, no creo que a la gente le guste que
hablen en la tele de sus casas y su vida privada. Si este señor, conociese mínimamente
los gustos de la gente de “alto standing” con la que pretende trabajar, quizás
sería algo más discreto.
En definitiva, Joaquín Torres es
a la arquitectura, lo que Borja Thyssen al coleccionismo de arte.
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