España ha pasado de la admiración
del resto del mundo por el llamado “milagro” español, a tener de nosotros la peor opinión posible. Y es que en Europa la percepción que se tenía de España se ha ido deteriorando
a pasos agigantados desde el comienzo de la crisis, y se ha comenzado a dividir
entre países del Norte de Europa y países del Sur. O mejor dicho, entre países los países solventes y los llamados "países del ajo". (Forma despectiva en que la prensa de
los países del norte de Europa se refiere a España, Grecia, Italia y Portugal).
Los prejuicios sobre que los
españoles somos unos vagos y algo irresponsables siempre han estado ahí, sobre
todo en la parte norte de Europa, pero desde un tiempo a esta parte, lo están
con mucha más fuerza que nunca.
Fuera de nuestras fronteras en la
prensa se pueden leer cosas como “Le estamos pagando la crisis a España,
mientras ellos se pasan la vida de fiesta”, “Los españoles han vivido por
encima de sus posibilidades”, “Los españoles han gastado demasiado y ahora
quieren pasar la factura a los demás países de la UE”, “Lo único que parece
importar a los españoles son sus constantes ganas de fiesta y fútbol, o de
celebrar unos Juegos Olímpicos” Etc…
También hay que decir, que en el
resto del mundo, tienen una idea algo distorsionada de la situación española, ya que cada
día ven imágenes de violentos desahucios, o de asaltos a supermercados para robar
comida. Estas noticias, son las que ocupan las primeras páginas de los
periódicos de medio mundo, pero en lugar de presentarlas como acciones de
protesta contra la política actual, lo hacen siempre para remarcar la Miseria y la
extrema pobreza que vive el pueblo español. Es por ello, que los europeos nos ven más
cerca de África que de Europa.
Pero lo que realmente les extraña
a los ciudadanos de a pie de países como Alemania, Holanda o Francia, es el
poder de aguante del pueblo español, como capeamos el temporal con resignación
y casi sin abrir la boca. Están convencidos de que si en cualquiera de estos
países hubiese un alarmante 27% de paro y los mismos escándalos de corrupción política
que están azotando España en estos difíciles momentos, habría muchas más
huelgas generales, e incluso casi se produciría una guerra civil.
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