Me asomo para encender una vela por los momentos perdidos, por los momentos que se fueron, por aquellos instantes desperdiciados, aquellos minutos que no valoré cuando ocurrieron y que estoy condenada a añorar cuando ya han pasado. Sintiéndome triste hasta más allá de mis lágrimas.
Hoy soñé que mi vida llegaba a ser la que imagino y no un simple sucedáneo de sueños edulcorados que promete concederme un triste deseo por cada lustro a cambio de que prostituya mi alma y mi cuerpo.
Hoy soñé que mi vida llegaba a ser la que imagino y no solamente promesas de una felicidad que me esquiva en cada esquina. Soy consciente que llegar a conseguirla, sin mover un sólo dedo para que todo cambie es tan difícil e improbable como intentar alcanzar el sol.
Últimamente a penas logro poner en orden mis pensamientos, pero hay instantes en que es dolorosamente bello observar lo que pudo haber sido y nunca fue.
En ese mismo instante, se tiene que reaccionar o morir ahí mismo, porque soy plenamente consciente de que me arrepentiré durante todo lo que me queda de vida si no lo hago.
Y es que la vida es la película más emocionante.. Podemos ser tan antiguos como el mismo mundo y a la vez, reinventarnos en cada nuevo salto al vacío.
Ahora me despido de esta agradable velada con mis obsesiones, mis dudas y las tentaciones que me asaltan.
Cuanto pesimismo depresivo y deprimente.
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