Se acaba de despertar, aún tiene los ojos
ciegos por la luz mientras piensa: “No hay razón alguna para
preocuparse. Hoy va a ser un día estupendo, lo intuyo… “
Aún tiene que ducharse, vestirse, desayunar, y salir a la calle.
El calentador no quiere funcionar bien, siente como los vaqueros están congelados, y la leche tiene un extraño sabor agrio hoy. Pero bueno, no pasa nada, porque Eva está segura de que hoy será un gran día.Se enfunda en su abrigo rojo y nada más salir por la puerta, comprueba que en la escalera se escucha una de las tradicionales peleas de los vecinos, de pronto se oye un estruendoso portazo y al instante una mujer llora. “Demasiada conmoción para estas tempranas horas, pero no importa, hoy es un día radiante.”
El maltratador del tercer piso también debe haberse dado cuenta, aún no se le ha escuchado dar gritos a su hijo. Eva se dijo… “¿Ves? ¡Todo perfecto!”
Aún tiene que ducharse, vestirse, desayunar, y salir a la calle.
El calentador no quiere funcionar bien, siente como los vaqueros están congelados, y la leche tiene un extraño sabor agrio hoy. Pero bueno, no pasa nada, porque Eva está segura de que hoy será un gran día.Se enfunda en su abrigo rojo y nada más salir por la puerta, comprueba que en la escalera se escucha una de las tradicionales peleas de los vecinos, de pronto se oye un estruendoso portazo y al instante una mujer llora. “Demasiada conmoción para estas tempranas horas, pero no importa, hoy es un día radiante.”
El maltratador del tercer piso también debe haberse dado cuenta, aún no se le ha escuchado dar gritos a su hijo. Eva se dijo… “¿Ves? ¡Todo perfecto!”
Baja las escaleras de dos en dos. Posa su
pie en la calle y comprueba que la aurora aún va vestida con su traje de noche,
en la esquina observa la retirada de las señoritas del placer, ya les toca
encaminarse hacia sus lechos, con los andares bien abiertos y observando
satisfechas sus colmados monederos.
- ¡Hola Eva! ¿Mejor de tu resfriado?
- Si, si gracias Déborah, mucho mejor ya
- Bueno Eva, te tengo que dejar, ¡Que tengas un buen día!
- Si, si gracias Déborah, mucho mejor ya
- Bueno Eva, te tengo que dejar, ¡Que tengas un buen día!
Sigue caminado mientras se auto contesta
para sus adentros, “¡Por supuesto! Hoy va a ser un día
grande”
Acelera el paso, no quiere llegar tarde al
trabajo. Mientras atraviesa la vieja plaza para atajar, se encuentra a dos
ancianas, una de ellas arrastra un bastón casi tanto como lo hace con sus
propios pies ya sin apenas fuerza, la otra, es seguida por un esquelético perro
con problemas de visión mientras tose amargamente sobre un maltrecho pañuelo de
papel.
Eva las observa y se dice para si… “Es evidente que la vida no es infinita y que estas ancianas lo pueden palpar día tras día, ya han vivido muchos años, y la columna vertebral no permite demasiada dignidad pasado cierto tiempo.”
La segunda anciana tira al suelo el sucio y aprovechado pañuelo y a lentos pasos siguen caminando hasta desaparecer por completo de la perspectiva de Eva, que se estaba dando cuenta que ese día el cielo estaba poniendose de un azul precioso, timidamente bañado por tenues tonos solares que dejaban intuir que en breve quedaría como resultado un atractivo día.
Eva las observa y se dice para si… “Es evidente que la vida no es infinita y que estas ancianas lo pueden palpar día tras día, ya han vivido muchos años, y la columna vertebral no permite demasiada dignidad pasado cierto tiempo.”
La segunda anciana tira al suelo el sucio y aprovechado pañuelo y a lentos pasos siguen caminando hasta desaparecer por completo de la perspectiva de Eva, que se estaba dando cuenta que ese día el cielo estaba poniendose de un azul precioso, timidamente bañado por tenues tonos solares que dejaban intuir que en breve quedaría como resultado un atractivo día.
Llega a la estación, piensa que a pesar de
ser el idílico lugar de los desencuentros, ese día se respiraba otro ambiente,
que el lugar poseía hoy un color distinto, más vivo, menos gris. Se notaba que
la gente no iba con las malas caras de costumbre, no había codazos, empujones
ni caras ojerosas y del mal humor tan habituales a esas tempranas horas. Todo
lo contrario, todos los rostros que observaba eran frescos y agradables. Eva se
sentó, y comprobó que en frente suyo se sentaba una típica pareja. Una pareja
que desprendía pasión, amor, ilusión y que demostraba un enamoramiento y una
admiración ciega del uno por el otro. El se lo demostraba a ella observando
babeante los glúteos ajenos, que subían y bajaban de los trenes, sumergiéndose
en los escotados vestidos de las jóvenes azafatas. En ese momento, Eva escucha
como la mujer le recrimina a su pareja
- Cariño deja ya de babear por cualquier
nalga que se mueva…
En ese momento Eva comprueba que ha
llegado a su parada, se baja, y mientras camina observa que el rostro colorado
del hombre da señales de estar reprendiendo con enfado y cierto desdén a la
mujer. Eva murmulla a la par que se aleja “Hasta luego pareja!”
En su empresa se trabaja bien, 8 horas
diarias, turno seguido, atender llamadas de clientes, comprobar facturas,
terminar presupuestos, confirmar reservas…
En la oficina contigua escucha voces e insultos del director mientras llama entrar a su despacho a una tal Isabel… Eva nota como la chica nueva está inquieta y piensa… “Está asustada la pobre, aún no está acostumbrada a las peticiones y enfados de los directores… pero pronto se habituará y cada día le resultará más fácil postrar sus rodillas en el frío mármol y agachar la cabeza mientras un superior se desahoga con ella…”
En la oficina contigua escucha voces e insultos del director mientras llama entrar a su despacho a una tal Isabel… Eva nota como la chica nueva está inquieta y piensa… “Está asustada la pobre, aún no está acostumbrada a las peticiones y enfados de los directores… pero pronto se habituará y cada día le resultará más fácil postrar sus rodillas en el frío mármol y agachar la cabeza mientras un superior se desahoga con ella…”
La jornada laboral pasa lenta, demasiado
lenta para un día tan grande como el de hoy, y Eva continua con sus quehaceres,
archivando pilas de papeles y sin parar de atender el ya humeante teléfono. De
pronto mira el reloj, “¡Las 3 de la tarde!”. Apaga
el ordenador, y se dirige de nuevo hacía la estación. Una vez allí, busca con
la mirada a la pareja de enamorados, pero no la ve por ninguna parte, así que
imagina que él le está comprando un precioso regalo lleno de arrepentimiento
mientras ella quizás le esté esperando con ansias dentro de la cama de su mejor
amigo.
Cruza de nuevo la ya tan familiar plaza,
las dos ancianas y el chucho también se han esfumado, puede que el perro haya
acabado con la vida de la anciana siendo conocedor que no le quedaba ni un
invierno más. Aunque también puede ser que aquel boleto de lotería premiado del
suelo en realidad no estuviera tan perdido…
Vuelve la esquina de camino a casa, y
comprueba como Déborah acaba de subir a una cochambrosa furgoneta. Abre la
puerta del portal y mientras sube al ascensor siente en su boca un conocido
sabor a impaciencia. Cuando su frágil dedo se posa en el circular botón escucha
los gritos del niño del tercero. “Es Lunes, ¡Demasiado ha tardado esta
escena!”. Según va subiendo plantas siente discutir
a la vecina. Una luz verde, le indica que ha llegado a su piso, abre la puerta,
se despoja del bolso, los zapatos, y se quita su abrigo rojo. Enciende el
contestador. “Nada, que maravilla…”
Entra al cuarto de baño, deja correr el
grifo comprobando que el calentador funciona de nuevo. Mientras se desnuda
piensa que hay que comprar jeringuillas nuevas. Empieza a sentir como por fin
el agua caliente comienza a regar su cuerpo desnudo, se enjabona, “Mmm…
que bien huele el nuevo gel”.
Se seca con su sedosa toalla roja, le gusta sentir el roce suave por su impoluta piel, se sienta en el borde de la cama, desnuda… Se prepara un chute y piensa… “¿Ves? Un día perfecto!”
Se seca con su sedosa toalla roja, le gusta sentir el roce suave por su impoluta piel, se sienta en el borde de la cama, desnuda… Se prepara un chute y piensa… “¿Ves? Un día perfecto!”
Queda tanto por decir... que enmudezco.
Esta obra está protegida por las leyes de copyright y tratados internacionales
Un texto conmovedor, has conseguido mantenerme atento hasta el final para ver qué pasaba finalmente y de dónde salía ese optimismo desaforado. Saludos
ResponderEliminarRedondo. Un relato brutalmente sarcástico de nuestra sociedad. Tragamos en el día a día más que la nueva y Déborah juntas y claro, a veces hace falta un giro drástico para verle el lado positivo a nuestro día. Esperaba que alguien le estropeara aun más el día, el final ha sido magnífico, por lo menos para mi totalmente inesperado. Como ves he tardado pero al fin empiezo a leerte, gracias por tus visitas a mi blog, tus comentarios en cualquier texto mío siempre me hacen reflexionar. Saludos
ResponderEliminarQué fuerte! No me esperaba ese final. Bsos.
ResponderEliminarMuy bueno, no me esperaba para nada ese pedazo final : )
ResponderEliminarEva… yo también escribí sobre una tal Eva muy intensa y que para ser feliz necesitaba algo atípico, por eso he disfrutado más tu relato. El final es como un mazazo, no por inesperado (que también), sino porque los preliminares están muy bien dispuestos, creía que terminaría en plan malancólico o decepcionado, menuda “felicidad” la de esta chica. ¡¡Centro de rehabilitación ya!! jaja Muy bueno, again Un saludo
ResponderEliminar¡¡Me has dejado con la boca abierta!, no me imaginaba para nada ese final. Retratas muy bien el hastío, la rutina, la vejez, la crueldad la monotonía de los días, ¡te felicito! Un beso!
ResponderEliminarMe ha gustado un monton leerte, que bien escribes guapa!! un besito
ResponderEliminarUn relato envolvente y embriagador aunque no esperaba ese final es estupendo tu relato, me has hecho vivir cada linea, cada palabra… No podia esperar menos de ti. Besitos Guapa.
ResponderEliminarEs tristísimo. Duele saber la verdad que esconde. A veces cuesta mirar de frente a la realidad y darnos cuenta lo poco que disfrutamos de la vida. Un saludo
ResponderEliminarVaya con el final… aunque no creo que sea necesario un chute para proponerse que sea un buen día, ya no perfecto, que es mucho pedir. Que montón de realidades duras y las que escapan por ahí… Un besote!
ResponderEliminarUna forma muy peculiar de ver un problema muy arraigado en la sociedad, me ha gustado… Un saludo
ResponderEliminarQué pena que tanto optimismo se debiera a esa razón… ¡¡Un beso!!
ResponderEliminarGenial, ya me parecía a mí que esa visión de la realidad obedecia a algo más que al optimismo. Un saludo.
ResponderEliminarComo dice Open, impresionante. Tu relato es fabuloso: te envuelve y embriaga. Te hace caer en la trampa. Te hace creer lo que tu protagonista cree. Me encanta la yuxtaposición entre ese mundo decadente y cruel que gira a su alrededor sin tocarla, y ese universo de paz y amor que vive en su interior. La droga es una gran metáfora de nuestros sueños, de nuestras propias ideas. Yo quiero ser como ella: quiero mirar alrededor y encontrar una vida plena y fabulosa, y quiero que el amor sea mi propia droga. Me ha encantado. Enhorabuena. Un besote!!
ResponderEliminarAh! tenemos la edad que tiene nuestra columna vertebral….y tal vez Eva no lo sepa, pero su columna puede tener 80 años…
ResponderEliminarRealmente, el optimismo es fundamental para sobrevivir según qué días… Besos.
ResponderEliminarJo como escribes una auténtica maravilla Un beso wuapa
ResponderEliminarRealmente impresionado, espero no liarme en el comentario y poder plasmar todo lo que he sentido. Primeramente, tu prosa me agrada mucho, es bonita y no es abigarrada, es decir, una escritura ágil con los adornos necesarios pero sin caer en consecuciones de metáforas ininteligibles. Tras esto, la historia, creíble, ¡Dios!, cotidiana, es sorprendente todo lo que se puede encontrar con tan solo rascar un poco la superficie. Y por último, tu personalidad y honestidad al contar una historia tan evidente como desagradable de ver, vivimos con vendas en los ojos, pero no nos las pone nadie, nos las ponemos nosotros y me encanta que tú seas de las que se quitan la venda y plasman sin pudor lo que la mayoría quiere meter bajo la alfombra. El final, sinceramente, sin imaginarlo, lo esperaba, pero no es lo más importante, al contrario cada matiz de la historia es una parte imprescindible de este canto coral de la deshumanizada sociedad actual. ¿Queda claro que me ha gustado y que me has cautivado? Saludos
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