sábado, 31 de marzo de 2012

Pesadillas

He tenido excesivas pesadillas en los últimos tiempos, demasiadas como para tener miedo a la hipocondría a estas alturas. 
A partir de ahora, cada vez que tenga alguna pesadilla no gritaré 

Ahora me dedico a escribir mi propia Biblia, y ni por esas entristezco. A pesar de que vivo en el Paraíso de los pies fríos y los labios morados de pedir perdón (y otras cosas).

Ya que te asomas a él, tengo una ventana bien grande a la que echar las culpas de mi impaciencia.

Ahora cada día resulta un experimento, por eso te invito a venir conmigo al mundo de los ideales, está justo aquí al lado, a nuestros pies, siempre un poquito a la izquierda, cerca del suelo.

El destino fue en su momento revelado. Si aceptas la invitación, la paranoia y la angustia quedarán atrás, veladas…. También lo harán las sábanas limpia-lágrimas y las almohadas ahoga-llantos de ojos ciegos que lloraban por verte. Aprovecha ahora que tengo exceso de confianza, aprovecha porque no sé cuanto me durará esta euforia, este disparatado intento de darle sentido a nuestra vida.

Aquí es todo mágico, y quiero guardarlo en los cajones de mi memoria. Hagamos miles de planes, cumplamos tan solo los que podamos, el caso es movernos.

No esperaré que cada uno de nosotros se comporte como correpsonde a sus personajes.

Llenaremos de apuntes los cuadernos que nadie se molestará en leer jamás. Disfrutaremos de la delicia del silencio acompañado. Destrozaremos las putas margaritas con cada corte de mangas.

Es maravilloso que nada sea definitivo, que exista el delicioso derecho cambiar de opinión…

Si una cosa tengo clara es que no quiero pertenecer a ese tipo de personas que viven siempre en la sala de espera de la felicidad. A esas personas que siempre portan miradas mordaces y se encuentran atrapadas en sí mismas. personas que no son capaces de mantener la boca cerrada, pero si el culo bien apretado y repleto de absurdos prejuicios. Vale ya de corrupción camuflada de personas formales, todo está montado por una gran compañía de teatro, pero no se dan cuenta que actuar no sirve de nada. Para ellos los clavos ardiendo ya resultan casi hasta confortables. La vieja Europa se tambalea y nosotros saltamos. Eso de jugar al ratón y al gato con el tiempo es algo que nunca me ha llamado demasiado la atención, llega un momento en que ya no estás segura de quien es el ratón y quien es el gato o donde se encuentra la salida para poder salir a respirar un poco de aire fresco.

Yo prefiero sentirme un poco yonki, un poco alcohólica, un poco sucia… Después de todo,  todo artista tiene su camerino donde reposar…

Nosotros ya hemos habitado la lisergia, y añoramos ahora la humildad.

Aunque ando desorientada por estos páramos de penurias mentales, siento la necesidad de pegar estas bocanadas cargadas a partes iguales entre furia y ternura.

Esto es solo el avance del incio de un libro, una revisión de los pasados sucesos sin mentarlos. Ya regresaré a escribir los mandamientos decisivos.

Aunque ya sabes que me gusta dedicarme a escribir historias sin principio ni final…






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